Hna Guadalupe

El Señor me está dando todo

 

La hermana Guadalupe Lisambarth , después de un proceso de discernimiento, descubrió que su trabajo tenía que estar vinculado a apoyar y ayudar a la mujer: "me di cuenta de que el Señor me quería en el Buen Pastor y sentí que tenía que hacer algo por la mujer. Fue un proceso, el discernimiento lo hice y opté por trabajar por la mujer: la mujer niña, la mujer adulta, apoyarlas con las necesidades que estaban pasando en ese entonces las mujeres y ahí me convencí, esto es lo mío. Estudie psicología, tengo psicología clínica, para mí ha sido un proceso de maravillarme por las muestras y señales constantes que me da el Señor".

Mi vocación

"Cuando yo hice mi Primera Comunión, tenía como 10 años, sentí el deseo de ser religiosa, yo me forme con los jesuitas en Calama, al norte de Chile, eran los únicos sacerdotes y ellos me inculcaron mucho lo de las vocaciones. En mi Primera Comunión yo le dije al Señor que iba a ser religiosa. Me acuerdo perfectamente, en el colegio me preguntaron qué iba a ser de grande y yo fui adelante y le dije: señorita no sé si es para profesión pero yo quiero ser religiosa y mi profesora quedo sorprendida, entonces me dijo sí, no es una profesión pero es un estado de vida, igual tienes que ponerla y ahí me quede. Cuando yo tenía 17 años me fui a La Serena y ahí empecé a buscar más fuerte mi búsqueda de vocación. Quería saber si el Señor me quería para esto o no, integre un grupo vocacional y un sacerdote amigo de la Parroquia me habló de las hermanas del Buen Pastor. Yo trabajaba mucho con grupos en la parroquia constantemente salíamos a misionar, teníamos acción social dentro de la parroquia, hacíamos cosas de beneficio para la gente más pobre. Al llegar a La Serena con mi familia vivimos etapas difíciles, pero eso nos ayudo a mirar más allá de nosotros y buscar al Señor, nos integramos a la parroquia y ahí hicimos muchas amistades y compartimos con la gente que mas necesitaba, yo creo que eso despertó mas la vocación de servicio porque hacíamos un montón de cosas y nos levantábamos en función de hacer el bien para otros: niños, jóvenes.

Al entrar en el Buen Pastor me dijeron lo que hacían y yo empecé a mirar y dije sí, por qué no ayudar a las niñas en las residencias y me di cuenta que eso era lo que yo quería. Me forme, mi noviciado lo hice en Santiago. Fue muy especial porque en ese año que ingrese se unían las tres provincias: el norte, el centro y el sur y en ese momento se unió toda la Provincia y hubo un solo noviciado así que nosotros no supimos lo que era vivir divididas en Provincias, inmediatamente fuimos uno solo entidad y de ahí como que no pare de maravillarme, de estar activa, de intervenir en todas las cosas".

El Señor te va mostrando las maravillas

"Cuando uno está con las capas caídas, como se dice, el Señor te va mostrando las maravillas y de nuevo una se recupera y se admira del constante llamado del Señor y yo siento que el Señor me ama profundamente. El servicio mayor que me está pidiendo el Señor, hasta ahora, es ayudar en la formación. Cuando hice mis votos perpetuos estuve con las novicias, acompañando en la casa de formación, con las postulantes, entonces el Señor me enseña el camino para que pueda servir más y eso intento hacer".

Trabajo en la congregación

Actualmente, la hermana Guadalupe es directora del Centro de Atención Mujer Familia, un centro en el que no solo se atiende a las mujeres sino a los hombres en el entendido que muchas veces éste es marginado y este Centro surge como una respuesta ante un nuevo reto que la comunidad asumió después de que las residencias para las niñas dejaran de funcionar: "decidimos trabajar con la mujer, la niña, la familia desde un ámbito psicológico y abarcar en la parte espiritual también así que nos embarcamos en este proyecto y comenzamos con la ayuda de mis hermanas de la Comunidad y mis compañeras de la carrera de psicología que venían por horas y empezamos de la nada y la tónica especial es tener nuestras reuniones de equipo y tener supervisión. Nosotros hacemos convenios con los colegios más pobres y necesitados de La Serena donde se les hace difícil la atención infanto juvenil en consultorios psicológicos y nosotros trabajamos a través de una atención gratuita o un pago mínimo. También nos derivan casos de situaciones difíciles de instituciones del gobierno y si nosotros necesitamos otro tipo de personal hacemos uso de la red. Trabajamos con la familia a través de terapias familiares, vamos al fondo de los problemas de los niños porque muchas veces son problemas emocionales que surgen en el propio seno de la familia entonces creemos importante incorporar a la familia en estas atenciones o, a veces, trabajamos con terapias solo de parejas. Y a través de las redes nos formamos y nos orientamos sobre algunos temas jurídicos o sociales de acuerdo al caso que nos llegan. El acompañamiento espiritual es una de las características especiales del Centro y muchas de nuestras beneficiarias nos dicen que al llegar al Centro respiran un ambiente de paz y de tranquilidad. También trabajamos con talleres tanto para jóvenes, tutoras con temas de formación, capacitación y acompañamiento espiritual y también hicimos talleres a la CONFERRE.

Siempre tengo las ganas de servir

Mi vida es plena, siempre tengo las ganas de servir y trato de hacerlo lo mejor posible y el estudiar piscología me ha ayudado muchísimo. Yo comparo mucho la vida religiosa como un camino, a veces te tira para arriba, otras te lleva cuesta abajo pero es un camino. A mí me encanta estudiar, en eso no paro, siempre estoy tratando de ponerme al día, leyendo y como nosotras estamos en contacto con la fragilidad humana necesitamos herramientas para poder servir mejor y levantar a las mujeres en su totalidad porque, es cierto, uno puede entregar cosas, dar acompañamiento espiritual que es muy importante, pero si va enfocado con una preparación es mucho mejor porque nos permite brindar un mejor servicio. En mi trabajo, por ejemplo, me ayudo de la psicología y del acompañamiento espiritual para poder dar un servicio de calidad y calidez y poder acompañar de mejor manera a nuestra gente.

Siento que esto es lo mío. En mi vida religiosa hago todo lo que quiero y anhelo y tengo unas hermanas maravillosas que me comprenden, me acompañan y me apoyan; mis mejores amigas están dentro de la Congregación y el Señor ha sido tan generoso conmigo. Él siempre me orienta; el Señor me está dando todo.

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