27 de abril, Canonización de los Papas Juan XXIII Y Juan Pablo II

El papa polaco Juan Pablo II y el italiano Juan XXIII serán canonizados el próximo 27 de abril y serán, junto a Pío X, dos de los tres pontífices proclamados santos en los últimos cien años. Se trata de dos figuras importantes de la Iglesia católica, que fueron papas entre 1978 y 2005 y entre 1958 y 1963, respectivamente.

El “Decálogo de la serenidad” de Juan XXIII

1. Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.
2. Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado de mi aspecto; trataré de ser cortés; de no criticar a nadie ni pretender disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.
4. Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin querer que las circunstancias se adapten a mis deseos.
5. Sólo por hoy, dedicaré treinta minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que así como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para mi mente y espíritu.
6. Sólo por hoy, haré una buena acción a favor de alguien que solamente yo sabré.
7. Sólo por hoy, haré dos acciones positivas que no sean de mi agrado y procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
9. Sólo por hoy, haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré íntegramente, pero lo redactaré. Y me cuidaré de dos calamidades, la prisa y la indecisión.
10. Sólo por hoy, no tendré temores, no tendré miedo a gozar de lo que es bello y de creer en la bondad. Puedo hacer durante un día lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.

 

Oración de Juan Pablo II al Espíritu Santo

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con la fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la Historia.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones. y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén.