El noviciado es un tiempo para discernir y profundizar el llamado a la vida religiosa para la misión. Este llamado pide una conversión radical del corazón en el seguimiento de Jesús. Exige la capacidad de reflexionar sobre la propia vida, las actitudes y las experiencias a la luz del Evangelio. Es un tiempo en que la novicia profundiza su conocimiento integral de la vida y del carisma de la Congregación. Tanto la persona como la Congregación disciernen el nivel de madurez para vivir la vida consagrada. El objetivo de este nivel es acompañar a la novicia en su proceso de crecimiento mientras ella integra las dimensiones humana y espiritual de su vida. En este camino de fe y transformación ella busca profundizar su amor por Dios al comprometerse para responder de todo corazón al llamado de ser discípula de Jesús, el Buen Pastor.
El enfoque principal del primer año de noviciado, el llamado año canónico, es el desarrollo de una relación personal con Jesús. La novicia aprenderá y practicará los consejos evangélicos y el voto de celo. En el segundo año de noviciado, tendrá una experiencia del apostolado y de la vida comunitaria en una estructura más abierta. Esto le proporcionará una experiencia concreta de vida en un grupo y la ayudará a crecer en medio de las realidades y los retos de la vida en comunidad y del apostolado.