La Paz/Bolivia
Era la víspera de la fiesta de San José, día en que el colegio celebra a los papás. Mamás y estudiantes se esmeraban por preparar una eucaristía especial, para demostrar el amor y la gratitud a cada uno de ellos.
Al mediodía, a la salida de los estudiantes de primaria, vino la noticia de parte del Gobierno: “suspensión de clases, hasta nuevo aviso”. ¡Aviso que nunca llegó! El coronavirus se apoderó de todos los espacios. Sicosis, escases de medicamentos, falta de oxígeno, área de salud colapsada, entre otros…
Toda la planificación pedagógica, catequesis de primera comunión, ritual de consagración de los más pequeños a la Virgen María estaba suspenso.
Como equipo de pastoral no podíamos sumarnos a la incertidumbre y desconcierto que trajo consigo la pandemia. Las familias y nuestros estudiantes necesitaban contención. A medida que se nos comunicaba de alguna familia contagiada o fallecimiento de algún miembro, nos contactábamos ofreciendo aquello que sólo Dios puede dar: paz, confianza, oración y la eucaristía virtual.
Decidimos continuar la catequesis de primera comunión de manera online, que en principio celebraríamos el 15 de agosto y que finalmente, de común acuerdo con los padres de familia, la realizamos el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Fue una experiencia extraordinaria.
Mamá, papás y niños/as que recibieron por primera vez a Jesús en su corazón, manifestaron su amor y gratitud a Dios y al colegio por permitirles vivir esta experiencia que marcará su vida de fe. Hubo emoción, lágrimas y muchos papás manifestaron haber encontrado la paz después de haber celebrado el sacramento de la reconciliación.
Esta instancia de formación espiritual de los niños/as que harían su primera Comunión junto a sus padres, fue una fuente de gracia para toda la familia. Además de recibir la formación, ellos se organizaron de tal manera que cada día se reunían para orar en familia, formándose una comunidad orante, compartiendo sus alegrías, sus penas y angustias, quedando muy fortalecidos en su fe.
Celebramos una eucaristía por mes invitando a todas las familias a participar vía Facebook, la cual tuvo buena acogida.
Con nuestros estudiantes de la Promoción, nos animamos a celebrar su última eucaristía en el colegio de manera presencial acompañados por sus padres. Fueron momentos muy emotivos porque fue la instancia en que se reencontraban después de meses de confinamiento.
Con ellos también logramos realizar su graduación de manera presencial como último acontecimiento en su colegio.
Con los profesores vivimos una eucaristía presencial, seguido de un compartir de leche con chocolate, adoración al Niño Dios y la entrega de un regalo de navidad.
Han sido las actividades de la Pastoral en el acompañamiento de nuestros estudiantes, sus familias y partners laicos en misión, haciéndoles sentir que en medio del dolor y de la incertidumbre Dios estaba en medio nuestro con una luz de esperanza y solidaridad.
Por. Colegio Inglés Católico