Poema dedicado a Madre María Eufrasia con motivo de su onomástico, el 31 de julio.
Dedicado con el corazón agradecido y creativo de Hna. Contemplativa María Anaya Aguilar.
LA VI PASAR
La vi pasar,
en la penumbra clara se dibujaba su gentil silueta, su hábito con blancura de mármol de carrara y perfiles augustos de profeta, con el corazón inflamado, cantando esta melodía: un alma vale más que un mundo.
La vi pasar,
llevando en sus pupilas el extraño fulgor de turquesa y en su mirada cual mar tranquilo, palpitaba vehemente su celo, por extender por todo el mundo, el amor misericordioso del Divino Pastor.
La vi pasar,
clavando sus ojos profundos en el sagrario donde bebía el agua cristalina, que le daba vida y fuerza para recorrer un mundo sin límites, en busca de almas y una sed que la devora: almas, almas, son las almas para apagar esa sed.
La vi pasar,
Bebiendo el cáliz del dolor, su voz suave en alas de la brisa, cantar de la fuente que dentro del alma absorta se desliza, diáfana, pura, silenciosamente dice: Mi vida está en la Cruz.
La vi pasar,
Por las praderas en busca de flores, lirios, azucenas con hojas de diamante que sólo entre cardos resplandece y que al Pastor obedecen.
La vi pasar,
muy queda, en sus pensamientos y estremecida, a al contemplar la figura del Divino Pastor, y seguir sus huellas, sembrando paz, amor, ternura, en este oleaje rudo de la vida.
La vi pasar,
Toda plena del amor sagrado a Cristo y dijo: Seguiré Tus huellas ensangrentadas en busca de almas para llevarlas a Tu Divino Redil. En el oscuro azul transfigurado, parpadeaban de asombro las estrellas.
La vi pasar,
Asida a la barca del Divino Pescador y luego, mar adentro, por las almas, en busca de las perlas y diamantes para el Divino Pastor.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Responsable, Hna. Eliana Letelier Palma. Archivera. Santiago, 31 de julio 2021.