Artículo para la reflexión.
San José, eres fuente de apoyo para la Congregación del Buen Pastor, nacida pobre y necesitada en la mayoría de sus fundaciones.
Así lo soñó Eufrasia inspirada en el evangelio de Mateo 13,55 en el que se hace mención de José como técnico, artesano, obrero, carpintero, trabajador y proveedor de la Sagrada Familia. De Jesús se dice: “¿No es este el hijo del artesano?”
José, esposo de María se convierte en una figura entrañable para las hermanas, más aún cuando Eufrasia lo proclama “Ecónomo” del Instituto. Su figura presidía los economatos y cocinas y se acudía a su intercesión para conseguir lo necesario a las necesidades de niñas, jóvenes, adultas y hermanas.
La imagen de José, hombre trabajador, que acompañó a Jesús desde su nacimiento y le enseñó la acción de elaborar con las manos, diseñar, modelar, perpetuaba en las hermanas el amor al trabajo, genuina bendición del Señor.
Como hormigas hacendosas hermanas y niñas labraban en los huertos, felices en contacto con la tierra, con árboles frutales, cuidado de animales, y otros, para lograr su subsistencia.
¿Y José no era el hombre de los sueños? Sí, Dios eligió muchas veces hablarle en los sueños, tal como se lee en la Biblia, pero él no era un soñador, era un hombre con los pies bien puestos en la tierra, tanto así, que el Niño y María vivían seguros con él.
El Papa Francisco1 nos pedía no perder “la capacidad de soñar”, esa que tuvo San José, esa capacidad que nos permite abrirnos al mañana “con confianza”, a pesar de las dificultades que pueden surgir. Abramos las puertas hacia los caminos del mañana, con una economía solidaria que se compromete con los más pobres y ¡para recordarlo no olvidemos poner su imagen en el espacio de la economía, sabiendo que él es el Ecónomo de nuestra Congregación, de cada una de nuestras Casas!
Dejémonos despertar por la voz de Dios.
1Cf. 18 de diciembre de 2019, homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Por. Hna. María Angélica Guzmán.