Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

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Compartimos la siguiente reflexión preparada por el Centro de Espiritualidad de la Provincia sobre la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Me dejo inundar por este amor, contemplo, adoro y doy gracias.

“Entrégate a Jesús

 para entrar a la inmensidad de su Gran Corazón”

(San Juan Eudes)

Para san Juan Eudes la espiritualidad del Sagrado Corazón es la espiritualidad del amor. Este amor es visto como una hoguera. El mismo Cristo dijo que vino a traer fuego al mundo y como quisiera que ya estuviera ardiendo. (Lc. 12,49) El Corazón de Cristo es el fuego del amor con que Dios abraza

al mundo.

En efecto, Cristo no es sino la revelación de un amor muy grande y ardiente por su Padre y su Espíritu, por María y por su Iglesia y por todos y cada uno, cada una de los hombres y mujeres: “tanto amo Dios al mundo que le entregó a su Hijo” (Jn. 3,16), o como dice Pablo: “me amó y se entregó por mí” (Gál.2,20), “nos amó y se entregó por nosotros” (Ef.5,2), “amó a la Iglesia y se entregó por ella” (Ef.5,25).

Este amor, fuego que quema, que abraza el cosmos, la creación entera, que purifica, que renueva, que da vida, san Juan Eudes lo expresa con el lenguaje del Corazón. Se trata pues de una teología afectiva, de una espiritualidad del amor que nos conecta con el Todo y con todos y nos pone en comunión con todas las criaturas de la tierra y por ende en comunión con la humanidad toda, en una celebración del Ágape, de mesa fraterna y de una práctica de la caridad y de la misericordia.

Para san Juan Eudes todo se resume en el amor. La Creación, la Encarnación del Hijo de Dios es una obra de amor. Todo lo envuelve esta llama de Amor. La redención es puro amor. Este Dios que todo lo hace con amor y por amor, pide de nosotras/os amor. En términos espirituales significa que cuando abrazamos al mundo entramos en comunión con esa Suprema Realidad. Vivimos en su templo, y cada gesto que hacemos puede tener un significado litúrgico de celebración. Así lo comprendió y lo vivió María de manera admirable.

La devoción eudista al Corazón consiste:

  • En descubrir el gran amor que se nos ha revelado y con el que se nos ha amado;
  • En honrar este amor y comprometernos a vivir este mismo amor, de modo que con Jesús y María no tengamos sino un solo Corazón, esto es, un mismo amor.

Sólo así podremos convertirnos en personas llenas de caridad, misericordiosas. Para san Juan Eudes, el Corazón de Jesús y María es ante todo un Corazón Misericordioso, que se nos ha dado para que lleguemos a ser misericordiosos como Dios es misericordioso[1]

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[1] Extractado y adaptado de la introducción al libro: “Corazón de Jesús y María, Hoguera de amor”, edición 2002, Méjico

 

Por. Centro de Espiritualidad