Hoy Domingo 21 de Febrero, en la Ciudad de Talca, nuestra querida Paulina, nos dejó para disfrutar del Reino de amor, fraternidad, justicia, y misericordia al cual en su peregrinar por nuestro mundo, ella dedicó en la construcción del mismo, cada uno de sus días.
Muy joven, Jesús Buen Pastor te llamó, te consagró y envío a continuar su misión redentora en la Iglesia, en medio de los “sobrantes”, de los y las que no cuentan en la sociedad.
Como auténtica hermana del Buen Pastor, te vimos alegre, enteramente entregada a la tarea encomendada realizándola siempre impregnada de misericordia. Porque para ti la misericordia no fue una idea abstracta, como dice el Papa Francisco, sino una realidad concreta. Sino ¿cómo entender tu entrega plena de maternales cuidados, abnegada, a las niñas vulneradas en sus derechos en tu etapa de joven profesa? Más tarde como directora del noviciado te conocimos atenta a las necesidades de cada una, firme y tierna a la vez, consolando, orientando en los momentos de prueba.
Y más tarde frente a los cambios siempre te vimos abierta, sin resistencias y es así como te mostraste disponible para cimentar la presencia del Buen Pastor en el mundo rural y luego tus entrañas de misericordia se estremecieron frente a la soledad, la angustia, el abandono muchas veces, de aquellos y aquellas que por diversas situaciones, se han sumergido en la droga y el alcohol. Es aquí donde te vimos una “gigante”. Tu relación, dedicación y entrega en la fundación “Esperanza” (fundadora), fue para ellos y ellas un medio de encuentro con Jesús Buen Pastor que acompaña, venda, sana, cura, trae de vuelta al que está extraviado, fortifica al débil. Fue aquí que derramaste toda tu ternura y cuidados de madre. Todo tu ardor que brotaba de tu celo misionero y tu certeza que “una persona vale más que un mundo”.
¡Gracias Paulina! Nos has dejado un tremendo legado. Tu vida nos habla de la mujer consagrada con corazón de pastora, limpio, pleno de amor, llena de misericordia, siempre dispuesto a perdonar; nos habla de la alegría que brota de una vida centrada en Dios y entregada totalmente al anuncio de la buena nueva a los pobres rodeando con tu amor a todos los que se hallaban abatidos por la debilidad humana. ¡Gracias! Porque con tu vida nos enseñas que la misericordia es un amor “visceral”. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón.”(MV6)
Entonces la Eucaristía que celebramos por ti y contigo es de acción de gracias por la esperanza, la nueva vida que lograste dar, el amor entregado y que gracias a este mismo amor en muchos despertaste la conciencia de su valor y dignidad de hijas, hijos de Dios.
Hna. María Leticia Cortés
Congregación del Buen Pastor
Provincia Bolivia/Chile