Nació en Francia el 14 de noviembre de 1601 y falleció el 19 de agosto de 1680. Fue uno de los maestros de la Escuela Francesa de Espiritualidad del siglo XVII. Es conocido como prolífico escritor espiritual, entre cuyas obras destacan El Reino de Jesús y El Corazón Admirable de la Madre de Dios. En su época promovió la santidad de los laicos y todas sus obras, tanto apostólicas como sus escritos, se dirigen a fomentar el crecimiento espiritual de los fieles a partir de la consagración bautismal.
Fue un gran místico popular, misionero, predicador incansable, escritor espiritual. Fundó la Orden de Nuestra Señora de la Caridad en 1641 para ofrecer a la mujer vulnerada en sus derechos, un refugio donde pudiera rehacer su vida. Fundó también la Congregación de Jesús y María (Eudistas) para la formación de los sacerdotes.
Para San Juan Eudes, el núcleo de nuestra fe como cristianos bautizados consiste en formar a Jesús en nosotros. "La vida cristiana", escribía San Juan Eudes "es una continuación y un cumplimiento de la vida de Jesús ... Formar a Jesús en nosotros debería ser nuestro deseo, nuestra inquietud y nuestra principal ocupación ... Jesús, Dios hecho carne, nos ama intensamente y nos ha mostrado cómo vivir y servir. El ofrece el don de su propio Corazón a cada uno de nosotros para que podamos amar con su Corazón, especialmente a los más necesitados de su amor misericordioso".
- Evangelizar
Recordemos juntos algunos momentos de la vida de Juan Eudes, un hombre apasionado por la evangelización; es el primer rasgo que nos llama la atención.
Puede decirse que como sacerdote no tuvo otra pasión, no tuvo otro interés, y no tuvo otro proyecto que evangelizar. Y para propagar la buena noticia del Evangelio, quiso en momentos muy difíciles, - estamos hablando del siglo XVII,- fundar una comunidad para asilar las mujeres que ejercían la prostitución y que voluntariamente querían prepararse para una vida digna, - y también a la formación de sacerdotes, que es el carisma de la Congregación de los Eudistas, en la dirección de seminarios, y de casas de formación de sacerdotes.
Primer rasgo de Juan Eudes: pasión por el Evangelio, celo por el Evangelio; es uno de esos hombres que no tienen frontera, que quieren ir más allá. Es un misionero que se expone hasta la muerte. Juan Eudes, hoy, nos deja una pregunta: ¿a quiénes no estamos llegando? ¿A quiénes no hemos llegado? ¿Cómo podemos llegar?
Si esa pregunta permanece viva en la Iglesia, -la Iglesia será siempre Iglesia misionera, Iglesia generosa, Iglesia fraterna, Iglesia de los pobres, Iglesia orante-, ¡qué gran pregunta para nosotros hoy! ¿A quién no estamos llegando?
- 2. Renovar la vida bautismal:
La experiencia de pastor y de misionero le dio a Juan Eudes la agudeza para profundizar en la vida espiritual de todos aquellos y aquellas que él encontraba. También, él invita a los bautizados a tomar consciencia del valor y de la dignidad de su bautismo. Él afirma, de manera original y fuerte, a cuantos han entrado a formar parte de la Iglesia a través del bautismo, que no puede disociarse la entrada en comunión con el Padre, con su Hijo en el Espíritu.
Por el bautismo, el bautizado, como hijo del Padre, está en relación personal de fraternidad con el Hijo, y el Espíritu le sella con su huella: “Aquel de ustedes que ha recibido en alianza ser uno de sus miembros, el Hijo está obligado a mirarlo, animarlo y tratarlo como una parte de sí mismo, como hueso de sus huesos, carne de su carne, espíritu de su espíritu y como alguien que es uno con él”. De esta manera el bautismo es el punto de partida y la fuente de la unión con Cristo. Todo bautizado está llamado a “formar a Jesús en él”. Tales perspectivas resuenan en el pasado Concilio Vaticano II, donde se puso de relieve que el bautismo es el signo del llamado universal a la santidad y fuente del sacerdocio común de todos los bautizados.
- 3. El camino del Corazón como camino de unión con Cristo:
Uno de los desarrollos más significativos de la espiritualidad de san Juan Eudes fue su doctrina espiritual concerniente al Corazón, que delimita su lugar dentro del patrimonio de la Iglesia universal como el mejor itinerario espiritual.
Juan Eudes llama la atención sobre el amor como el motivo esencial y primario de la acción de Dios, el que no cesa de contemplar en su vida y sus misiones. El amor de Dios es la fuente de toda realidad: el amor de Dios por el hombre y el amor que el hombre le da a Él.
Eligiendo el símbolo “del Corazón”, él utiliza una imagen simple y adecuada para despertar en la vida de los cristianos la contemplación del amor de Jesús, en el amor desbordante de Su Corazón que se ofrece para todos como una fuente inagotable de riqueza divina-humana. Juan Eudes contempla a Jesús viviente en María, y a Jesús llenando toda la vida de María y reinando en su Corazón. De este modo, el Corazón de Jesús y el Corazón de María no forman más que uno solo. Juan Eudes propone a todo el pueblo cristiano celebrar litúrgicamente (por primera vez en la Iglesia) la fiesta del Corazón de María (1648) y después la del Corazón de Jesús (1672). La liturgia de estas Eucaristías compuestas por él mismo son patrimonio de la familia eudista. San Juan Eudes fue proclamado Doctor y Apóstol del Culto Litúrgico a los SS. Corazones de Jesús y María. En sus obras él entrega el fundamento teológico de este culto. ( Ver, II Lectura del Oficio de Lecturas de la Celebración del Corazón de María 8 de febrero y la II lectura de la Fiesta del Divino Corazón de Jesús el 20 de octubre).
- 4. La fecundidad espiritual de san Juan Eudes:
En Francia y en muchos otros lugares del mundo, la fecundidad apostólica y espiritual de san Juan Eudes ha sido fuente de dinamismos nuevos dentro de la historia de la Iglesia. Es así en los 5 continentes el testimonio de diversos institutos religiosos cuyas fundadoras como santa María Eufrasia Pelletier (Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor), santa Juana Jugan (Hermanitas de los Pobres), la venerable Amelia Fristel (Santos Corazones de Jesús y de María) y otros más aún, están inscritos dentro de la vena espiritual de Juan Eudes y de su carisma de misericordia, siempre al lado de los pobres y de las personas en dificultad.
La Beatificación de Sor María Droste zu Vischering (Buen Pastor), resalta y demuestra la influencia de San Juan Eudes. María Droste invitó al Papa León XIII a consagrar el mundo al Corazón de Jesús (1899), siendo ella un testimonio de vida mística y misionera.
“Para la Evangelización, no pueden haber proposiciones místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni discursos y acciones sociales y pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón… se necesita siempre cultivar un espacio interior que dé un sentido cristiano al compromiso y a la actividad”. (Evangelium Gaudium 262). Estas propuestas resumen lo que fueron la vida y las enseñanzas de san Juan Eudes: él vivió de manera inseparable el servicio de la misericordia, el anuncio del Evangelio y la formación de Jesús dentro de los corazones.
Los cristianos pueden encontrar en San Juan Eudes, maestro de vida cristiana, un alimento y un soplo profundo para vivir plenamente su bautismo como discípulos misioneros de Cristo y testigos de la misericordia. Modestamente, pero con seguridad, san Juan Eudes, este sencillo sacerdote misionero, es un modelo para toda la familia eudista y esperamos que pronto sea declarado Doctor de la Iglesia.
Centro de Espiritualidad