Tiempo hermoso que nos prepara para celebrar Navidad, para vivir el recuerdo agradecido del nacimiento histórico del Hijo de Dios, Jesús.
El adviento nos invita también a vivir una espiritualidad de la espera confiada y esperanzada en el retorno glorioso del Señor. Así lo pedimos en cada Eucaristía, después de la consagración del Cuerpo y Sangre del Señor: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección: ¡Ven, Señor Jesús!".
Adviento nos llama también a descubrir las presencias cotidianas del Señor en medio de nuestras vidas, especialmente en las personas sufrientes, pobres, abatidas y desesperanzadas, para recibirlas con la calidez y osadía con que María recibió a su Hijo.
Hna. Angélica Guzman Vicuña