8 de Junio.
El Señor me dijo, que elegía mi corazón para hacer su morada, para encontrar un lugar de reposo en medio del olvido del mundo. Beata María del Divino Corazón Dröste
El 8 de junio del año 1899, muere la joven superiora del convento de Oporto (Portugal) a los 36 años de edad. La hermana María del Divino Corazón, fue una mujer que vivó atenta a la realidad de su entorno, velaba por el bienestar de las niñas y hermanas del convento; no obstante, al poco tiempo de haber llegado a la ciudad de Oporto, se sabía que la superiora de la casa era una mujer que daba consuelo, compasión y hacía todo lo posible para que nadie se fuera de su lado sin recibir aquello que necesitaba.
La hermana María del Divino Corazón, vivía una profunda experiencia con Jesucristo. Desde muy joven el Señor hace morada en su Corazón, llamándola: Esposa de mi Corazón. Era tal la experiencia de amor que ella deseaba ardientemente, que toda la humanidad pudiera experimentar aquello que ella vivía; que toda la humanidad reconociera en el Corazón de Jesús la hoguera de amor que arde por todos y todas.
En el deseo de hacer en todo la voluntad de Dios, escribe al Papa León XIII, la consagración del género humano al Sagrado Corazón. La fecha prevista para la fiesta de la consagración sería el 11 de junio de 1899, día que anhelaba vivir intensamente la hermana María del Divino Corazón.
No obstante, la mielitis avanzada con destrucción del sistema nerviosa central, la tiene postrada en la cama sobre el lado izquierdo, sin posibilidad de poder moverla. La joven superiora comienza su agonía, ella lucha por mantenerse despierta para celebrar la fiesta del Sagrado Corazón, sin embargo, su cuerpo ya no puedo más. El sacerdote que la asiste en su agonía le pregunta, qué día deseaba morir y ella respondió: “Yo siempre he deseado y pedido al Señor que fuese un primer viernes o la fiesta del Sagrado Corazón.” El sacerdote le dice: Si es así, alégrese que tal vez va a ser escuchada y va a tener la dicha de celebrar tan bella fiesta en el paraíso. Al oír esto se sonrío la Madre con sonrisa celestial.
Dispón de mí oh Jesús mío, según tu agrado: no quiero otra recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor.
Concédeme la gracia de hallar mi morada en tu Divino Corazón: en El quiero pasar todos los días de mi vida y en Él quiero exhalar mi último suspiro.
Fija así mismo tu morada en mi alma, y el lugar de tu descanso, para que de esta suerte permanezcamos íntimamente unidos, hasta que llegue el día en que pueda alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias infinitas de tu Sagrado Corazón. Amén.
Hna. Carolina Madariaga M.
1. CHASLE LUIS. Sor María del Divino Corazón. Paris, 1910. Página 357
2. EXTRACTO DEL ACTO DE CONSAGRACIÓN DE BEATA MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN.