Artículo para la Reflexión
El amor de Dios se derrama en llamas ardientes...
Las llamas de Su Misericordia están allí, aquí, donde puedas encontrarlas... en las personas sufrientes, en el canto de las aves, en la inmensidad del cosmos, en el niñito dependiente...en mujeres orantes.
El Corazón de Dios está en el mundo y late dentro de nosotros/as. ¿Lo escuchas? Su Puerta está abierta; abre los ojos del corazón, descúbrela y entra ya que su misericordia te espera para darte de beber aguas abundantes, de las fuentes del salvador. Pide y se te dará... una medida fuerte, abundante.
María con su Sí, se convirtió en Puerta Santa, vía de acceso a nuestra tierra, de Jesús Dios humanado. Cada uno de nosotros puede convertirse en puerta abierta por donde Cristo pase hacia los demás.
Este adviento requiere de nosotros/as ser fuego ardientes de amor que muestre al Señor. Es el tiempo de abrir puertas, señalar caminos, porque el Señor que ya vino, viene, está, llegará.
Estemos vigilantes sosteniendo el amor de nuestra tierra dolida.
Hna. Angélica Guzmán
Centro de Espiritualidad