Beata María del Divino Corazón
Recordamos que el 1 de noviembre de 1975 la Iglesia por manos del Papa Pablo VI, declaró Beata a nuestra hermana María del Divino Corazón Dröste. Todos nos podemos preguntar ¿quién es esta mujer? o algunas personas podrán decir, es una mística que pidió al Papa León XIII la consagración del mundo al Corazón de Jesús, o conocer algo de su profunda espiritualidad y experiencia mística con Jesús. Sin embargo, hablar solo de nuestra hermana María como mística es desconocer su vida apostólica y experiencia espiritual.
Hagamos memoria agradecida por el testimonio apasionado de esta joven mujer, que se entrego por completo a la misión del Buen Pastor.
Desde muy joven tiene una experiencia mística con Jesús en su Sagrado Corazón, desde él se movía a estar con los pobres y enfermos. Al ingresar a la Congregación del Buen Pastor, se destaca por su devoción, su carácter fuerte, sus capacidades en múltiples labores tanto administrativas como de la comunidad, que daban testimonio de su formación familiar.
En el noviciado, María es muy alegre y se vuelve una educadora muy amada. Leemos en sus memorias: “Debo solamente al Corazón de Jesús el éxito obtenido con las jóvenes. El ha allanado todas las dificultades cuando la situación me parecía desesperada. Si alguna preferencia tuve fue siempre en favor de las mas desamparadas y difíciles.”
María posee un don natural de pedagogía. Su contacto con las niñas está marcado por la ternura y la estabilidad. Las respeta y tiene confianza, ellas lo sienten. Se interesa particularmente de los casos difíciles. Se encarga personalmente de curar a las enfermas y fácilmente se contagia y tiene que ir a la cama. “Prefiero ante todo las niñas que más sufren, las abandonadas, las más pobres” repite con frecuencia, “ellas son mi tesoro.” María es muy apreciada y se siente a gusto en su trabajo apostólico.
En los momentos donde compartían en comunidad, recuerdan que ella hablaba mucho de su juventud y de su país: “durante el recreo, era chistosa y podía hacer reír hasta las piedras."1
Al ser enviada a la misión de Oporto, Portugal se enfrenta a muchas dificultades tanto en la comunidad, como con la administración de la casa. Esta joven superiora hace un inventario de la situación con una mirada crítica; el resultado es terrible pero María no se desalienta: “Cuando hay algo que agarrar, que coger entre las manos, me siento trabajando en mi especialidad” escribe en esa época. Hace enseguida una lista de medidas urgentes: restauración del orden en el monasterio, clarificación de la situación financiera, renovación de la casa. Las flores artificiales en cera y los candeleros apolillados de la capilla son los primeros en desaparecer, luego ya que estamos en eso, afuera también los ornamentos tejidos. María entra en todos los detalles. Hace los ensayos de canto para la misa con las hermanas y las niñas, organiza ella misma una procesión del Santísimo Sacramento en el amplio jardín del monasterio.(en esa época, esta práctica era completamente desconocida en Portugal)
La casa del Buen Pastor fue creciendo poco a poco, el numero de niñas al año de haber llegado María es de 130 niñas, por lo mismo, muy pronto falta lugar para acoger a más niñas, y nuevamente vemos ponerse en acción y con firmeza y creatividad (poco convencional en su época) ella dispone de todos los rincones para ocuparlos; la sala de comunidad fue transferida a una pequeña celda, dando lugar así para cinco niñas. “No conozco cruz más grande que tener que poner un límite a la admisión de las niñas.”
Como buena hija de nuestra Madre María Eufrasia, ella exhorta a las hermanas: “No rehúsen ningún sacrificio necesario para nuestras niñas. ¡Sean creativas! Hay que darles, lo más que se pueda, una vida agradable en nuestra casa. Mi principio de no rehusar nunca una niña mientras haya el menor rincón libre es evidentemente bendecido por Dios. Lo legaré a las hermanas cuando me muera".
En Oporto se extendía el rumor de esta nueva superiora, saben de su enfermedad que la mantenía con graves dolores, la iglesia local reza por su pronta recuperación. La gente de Oporto percibía en ella algo especial, ya se rumoreaba que ésta joven hermana era santa. Cada día las personas vienen más numerosas a golpear la puerta del monasterio y desean hablar con ella: nobles, gente sencilla, sacerdotes, laicos. María salva a los matrimonios, organiza bautismos y primeras comuniones, se encarga de hacer buscar trabajo, encuentra sitios en los internados para los niños, procura una dote a una joven pareja y ayuda mucho, mucho, a los sacerdotes a encontrar el camino del primer amor de su vocación.
Nos podemos preguntar de dónde nace todo el celo apostólico de María del Divino Corazón, su nombre nos da la respuesta. Su relación íntima, profunda y llena de amor, ella no tiene visiones como otras experiencias místicas, sino que siente en lo mas profundo que Jesús le habla y en una de sus cartas a su confesor dice: Nuestro Señor me dijo que debía tener más bondad y dulzura con las Hermanas. Estando aún en Alemania Él me había dicho que por mi conducta, yo debía hacer resplandecer su dulzura y su amabilidad en los corazones de los otros. Volviendo sobre lo mismo, últimamente me dijo, -cuando salía de mi celda para ir a la comunidad,- que debía ser como el sol que hace desaparecer las tinieblas, es decir, que debía irradiar la alegría y la paz en todas partes, de suerte que por mi presencia toda tristeza, pena, etc. desapareciera.2
María tiene clara su misión: debe ser como el sol. Nuestras Constituciones nº5 dirían: por la experiencia continua de misericordia en todos los aspectos de nuestra vida, nos lleva a ser presencia de Jesús Buen Pastor. Nuestras relaciones con las personas con quienes tratamos deben ser un medio de encuentro con Jesús Buen Pastor. Procuramos acercarnos a ellas como Él lo hace. Él está presente en cada persona en su unicidad humana y a cada una la llama amiga. Nuestro amor debe despertar en
ellas la conciencia de su valor y la dignidad de hijas de Dios.
La vida de nuestra querida hermana María Dröste nos habla de nuestro espíritu y misión: formar a Jesús en nuestros corazones porque Dios quiere que todas las personas se salven (1Tim 2,4). Y en este deseo escucha de su amado Jesús el deseo de la consagración, escribe a su confesor diciendo: El Señor me dijo que su deseo había sido establecer el culto a su Divino Corazón. Pero que después que ese culto exterior fuera introducido por su aparición a la bienaventurada Margarita María, y expandido por todas partes, Él quería también que el culto interior se estableciera más y más, es decir, que las almas se habituaran a unirse más y más interiormente con Él, ofreciéndole sus corazones como morada, y para testimoniar su deseo, que Él continuaba entregándose, a pesar de todos los obstáculos aparentes, al menos todos los días en la Santa Comunión.3
Le pedimos al Corazón de Jesús si es su deseo, elevar hasta los altares de la santidad a nuestra hermana, mujer apasionada por la misión del Buen Pastor, amante de la Iglesia y especialmente de los más pobres y predilectos del Señor.
“Beata María del Divino Corazón, que fuiste escogida por Jesús, para manifestar su deseo de que todas las razas, pueblos y naciones fueran consagradas a su Corazón, alcánzanos la gracia de contribuir con nuestra palabra y testimonio de vida, a la llegada del Reino de Dios en nuestra patria y nuestro mundo entero.”
Amen
Beata María del Divino Corazón, ruega por nosotros
Y alcánzanos la gracia de penetrar en las riquezas del Corazón de Cristo
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1 Confer. Gúdula Busch, RBP. Centrar la vida, año 2000.
2 Carta al Confesor, Oporto 1896.
3 Carta al confesor, 13 de diciembre de 1896, Oporto Portugal.
Hna. Carolina Madariaga Marmolejo
Equipo de Pastoral Vocacional