Concepción/Chile.
En mi paso por la residencia María Loreto en Concepción, tuve la oportunidad de conocer otra expresión de la misión del Buen Pastor. En un ambiente festivo y de descanso me encontré con las niñas en sus vacaciones en un bello lugar en el interior de la comuna de Florida dentro de la misma comuna..
Una realidad que para mi era desconocida y lejana, hoy tiene nombre, rostro y una potente experiencia. Nadie puede quedar indiferente ante el arrebato de la infancia, ante la injusticia de un sistema judicial que no ha sabido proteger a los más pobres y vulnerables, nuevamente son ellas las que deben pagar los errores de otros/as.
Mientras repaso cada rostro e historia conocida, no dejo de sorprenderme y pensar en cómo Dios va permitiendo que la vida brote desde lo más adverso, que de sus labios salgan agradecimientos y peticiones que realmente hablan de esa presencia en sus vidas. Sin dudar la fuerza y la lucha que dan día a día es solo producto del profundo amor que Él les tiene.
A ratos las palabras sobran y el corazón se apreta, ¿qué decir ante tanto dolor? El experimentar esa situación me hace confiar aún más en que es Dios quien seca las lágrimas y consuela esos corazones.
Esta experiencia me enseñó a que se puede ser feliz con tan poco, que la evangelización se hace realidad a partir de hechos concretos, una rica comida, una sonrisa en la mañana, una palabra amable, la preocupación constante… entre otras.
También tuve la oportunidad de conocer un equipo de trabajo extraordinario, un grupo humano que se preocupa y hace de este lugar un verdadero hogar, desde las hermanas, los profesionales, el equipo técnico, las educadoras que día a día conviven, educan y acompañan a las niñas, las personas que colaboran con el mantenimiento del lugar, tanto en vacaciones como durante el año.
Agradezco la posibilidad de conocer y experimentar nuevamente el llamado que Dios me hace a través de esta experiencia. De poder palpar y vivir lo sencillo y generoso del amor de Dios. También de compartir con personas que viven su vocación con una pasión increíble y admirable.
Allison Carvajal Arias.