En el Museo del Buen Pastor en San Felipe, se custodia un gran tesoro, se trata de la “Capa de Coro”, que fue propiedad de Santa María Eufrasia Pelletier, una pieza de valor incalculable, que pudimos apreciar en la actividad que se realizó por los 168 años de la llegada de la Congregación al Valle de Aconcagua.
Por Ingrid Saavedra T.
En el corazón de San Felipe, se emplaza el Conjunto Patrimonial del Buen Pastor, que congrega al Museo, un lugar pleno de reliquias que se custodian con mucho profesionalismo y cuidado, procurando preservar grandes momentos de nuestra historia. La rural ciudad, en el Valle de Aconcagua, fue la escogido por María Eufrasia de Pelletier, para enviar en 1855, a un grupo de siete mujeres que atravesaron mares y tierras con el mandato de fundar la primera casa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor en Chile.
El Museo alberga variados artículos, muchos desconocidos para la mayoría, entre los que destacan varias piezas que pertenecieron a Santa María Eufrasia de Pelletier, que datan del siglo XIX, entre ellas, Cajas de Correspondencia, su Pluma, una Silla de cocina y la “Capa de Coro”, pieza confeccionada de lana y fibras naturales, utilizada en ceremonias solmenes y liturgias especiales en las que participaba la Santa en Angers, inevitablemente gastada por el paso del tiempo, pero cargada de historia, cantos, oraciones y vivencias.
Rescatando la memoria
Fue a fines de mayo, que el equipo de la Fundación del Buen Pastor San Felipe, realizó una actividad para revivir la memoria histórica, al conmemorar 168 años de la llegada a Chile. Ese día, se abrieron las puertas a un recorrido mágico, amenizado por una puesta en escena, que nos transportó a mediados del 1800, permitiéndonos apreciar piezas únicas. El tener contacto con un “manto sagrado”, que perteneció a una Santa, que estuvo en contacto con su piel, cubriéndola en ceremonias solemnes, sin duda que es un privilegio del que no se da cuenta muy seguido.
La Directora de la Fundación, Leda Chopitea, da cuenta de la llegada de estos artículos: “Los objetos habrían sido obsequiados por la Superiora General María San Pedro de Coudenhouve, sucesora de la Santa, a la Madre Josefa, quien estuvo en Francia, siendo muy cercana a María Eufrasia, con quien compartió bastante por ahí por 1867. Fue así como llegaron a suelo chileno, permaneciendo mucho tiempo en algunas oficinas de la Congregación, hasta que en 2004 fueron donadas por la Sede Provincial para formar parte del Museo, inaugurado en 2005”.
Leda agrega que: “Para nosotros es una de las piezas más importantes que tenemos, una reliquia de más de 180 años, con un valor histórico y espiritual muy grande, es un honor poder custodiar esta pieza; la cual debido a su tejido requiere muchos cuidados de temperatura, un ambiente preciso, cuidado de la luz, etc. esto con el fin de conservarlos en las mejores condiciones. Fue restaurada en 2014 debido a su deterioro natural y por lo mismo la mantenemos en depósito, fuera de la exposiciones abiertas para su mejor preservación”.
Una invitación a revivir la historia
Sin duda, una de las mejores formas de conocer la historia es vivenciando, esta posibilidad es la que entrega la Fundación del Buen Pastor de San Felipe, que permite observar cada objeto que se encuentra en su custodia y conectar con el relato del que formó parte en algún momento.
Junto a la “Capa de coro” de María Eufrasia, se encuentra la caja de nácar en la cual fue enviada a Chile, otras cajas con motivos chinescos en la cual guardaba su correspondencia personal y un textil tipo gorro que se utilizaba para dormir, entre otras reliquias que se preservan con gran cuidado.
“Es un desafío diario para el equipo del Museo el trabajo conservacional y de difusión que está en nuestras manos, este es el único lugar donde se puede tener contacto con este tipo de objetos y por ello la invitación es a acercarse y conocer de primera fuente todo lo que contiene”, sentencia la Directora de la Fundación.