La fe arriesga, y el miedo calla

Comentario del Evangelio del domingo 26 de abril

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Imagen: revistaecclesia.com

El relato de este domingo es tan familiar y cercano a nosotros, son los peregrinos de Emaús, cuanta veces lo cantamos y repetimos expresiones del texto con mucha cercanía. Sin embargo, para este domingo comparto con ustedes un desafío que me suscita el Evangelio de Lucas.

Vemos dos discípulos camino a Emaús y podemos preguntarnos que significa para nuestra vida esta experiencia; o qué nos quiere decir Jesús resucitado durante este tiempo con su Palabra.

Pongamos nuestra atención en estos discípulos y contemplemos la escena. Van de camino a un pueblo que tiene un significado para los israelitas (Emaús no es un lugar cualquiera, es un lugar de batallas del AT, fue allí donde batió Judas Macabeo a Nicanor y Gorgias. El pueblo de Israel salió triunfante y liberado[1]). Hacía ese lugar van estos discípulos; van al lugar que se supone es de liberación, no obstante, discuten porque Jesús debía ser el liberador, pero eso no ha sucedido. Por esto discuten, van con sentimientos de tristeza, decepción, desánimo y todo aquello que conlleva la frustración.

Esta frustración los hace alejarse de la comunidad discipular, la comunidad que conocieron con Jesús de Nazaret. Comunidad que tiene el testimonio de mujeres que dicen haber visto al Señor resucitado y no les creen.

La experiencia de la frustración produce ceguera y no se ve un camino claro, tanto así, que Jesús resucitado se pone de camino y no lo reconocen; él hace las preguntas para iniciar el diálogo y estos peregrinos comienzan su relato.

Me maravillo de la actitud de Jesús Resucitado, y es en este momento en el cual me quiero detener vinculándolo con lo que estamos viviendo.

Vivimos una pandemia jamás vista para muchos de nosotros, ésta nos desestabiliza en nuestras seguridades y planificaciones. Sentimos que hemos perdido el control. Y veo cómo Jesús se pone de camino con nosotros. Él no reprocha nuestras frustraciones ni sentimientos de tristezas, angustias o preocupaciones. Esta actitud me da tranquilidad.

Hemos escuchado que no debemos estar tristes ni sentirnos cansados en este tiempo de cuarentena, y menos como religiosos o religiosas; debemos como un imperativo confiar que Dios nos va a ayudar. Y es cierto, Dios va a nuestro lado en el camino. Sin embargo, la actitud del Resucitado es de una tierna atención, la que puede ayudarnos a vivir este tiempo.

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 imagen: Cerezo Barredo
 

El acompañamiento de Jesucristo es el del Dios encarnado, él nos anima a no dejar que estos sentimientos nos enceguezcan y que nuestros ojos estén impedidos para reconocerlo. (Lc24,16)

Desde acá siento que nos desafía el evangelio de hoy, Jesús Resucitado va a nuestro lado, nos abre los ojos para que podamos reconocerlo. Durante este tiempo de cuarentena hemos visto lo mejor y lo peor de nuestra humanidad. Hace un par de días vemos las denuncias de personas que sufren la discriminación, agresiones físicas y verbales por ser víctimas de coronovirus. Jesús nos diría: ¡qué duros de entendimiento! El miedo muchas veces egoísta e individualista no les permite ver a sus hermanos y hermanas sufrientes. La ceguera nos hace incapaces de tener actitudes y gestos de compasión en Cristo que esta padeciendo.

Como estos discípulos necesitamos escuchar al Resucitado, dejar que nos hable, que lleguemos a Emaús para que nos libere de nuestras cegueras, para que nos arda el corazón con su Palabra y volvamos a la comunidad discipular.

Es preciso romper los miedos para que la humanidad resplandezca, de manera especial en este tiempo, que podamos mirarnos como personas valiosas y no como enemigos, manteniendo todos los cuidados estar atentos a las necesidades de aquellos que sufren la pasión y agonía de esta pandemia.

Que la esperanza de la Resurrección irrumpa en nuestras vidas y traiga la luz en nuestras cegueras, para que nos arda en corazón en la comunidad para anunciar que ni la pandemia ni el egoísmo pueden vencernos, porque la Vida ha triunfado sobre la muerte.

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 imagen: Cerezo Barredo
 

 

Este hermoso poema de José María Olaizola sj nos ayuda en el camino a Emaús.

Mi tesoro

He perseguido sueños vanos, he comprado tesoros vacíos.

He querido aprisionar amores y he cerrado con llave mi hogar,

para que no me lo invadan.

He vestido las dudas con falsas certezas

y he tratado de matar mis miedos cerrando los ojos,

pero al final vuelvo a estar

desnudo y temblando.

Hasta que, al encontrarte, todo cambia.

Tu evangelio es fuego que me enciende,

llamada, que me pone en camino,

tesoro por el que vendo todo,

y soy tan pobre y tan rico.

Tu palabra despierta la pasión.

Tu vida es lección

que me enseña a vivir, a querer,

a saltar al vacío.

Contigo, los sueños son posibles,

los tesoros infinitos, el amor eterno.

La puerta está abierta,

y el hogar repleto, de momentos

de historias, de encuentros.

La fe arriesga, y el miedo calla.

Me visto de Ti,

en mi debilidad tu fuerza,

y todo encaja…

Por. Hna. Carolina Madariaga Marmolejo

 

[1] Lectio divina del P. Fidel Oñoro 15 abril 2020.

María Eufrasia Pelletier: fundadora con sello femenino en el desafío de ser mujer

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Santa María Eufrasia, como muchas fundadoras de órdenes y congregaciones religiosas, se distingue por su capacidad para realizar un Proyecto que generaría una acción liberadora sobre la población femenina, más allá de las propias fronteras, porque su misión abarcaría el mundo entero.

San Juan Eudes, concibe una orden para atender a las mujeres que ejercían la prostitución en 1641, en Caen, Francia, y casi dos siglos después, María Eufrasia Pelletier extiende esta acción. Desde 1829 hasta 1868, año de su muerte, funda 110 casas en 16 países, con numeroso personal de hermanas que acogían además a niñas, jóvenes y mujeres vulneradas.

Es impresionante el rápido crecimiento de esta empresa a la que se abocaron más de mil hermanas, dedicadas de vida y de corazón, con pasión y energía, sin arredrarse ante las dificultades, para sustraer de la explotación, de la pobreza y discriminación a mujeres, pisoteadas además en su dignidad.

Madre María Eufrasia Pelletier, cuyo nombre de bautismo era Rosa Virginia Pelletier nace en Francia a fines del siglo XVIII, justo en la época en que las mujeres francesas hacen pública su actividad política a favor de la gran revolución…la revolución femenina. En unas pocas páginas que constituían sus peticiones, presentan a Luis XVI, el primer documento de la mujer, particularmente el derecho de recibir educación completa y adecuada, como la de los varones.

Este bullir femenino empezó como una suave oleada, para transformarse más adelante en una gran marea en el océano del pensamiento, de las costumbres y del actuar femenino occidental.

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Eufrasia fue una mujer de su época, sensible a las inquietudes y signos del tiempo histórico que le tocó vivir. En esa época, la voz de los pobres, de los discriminados en los rostros de los obreros, las mujeres y los niños explotados, lanzaba su clamor.

María Eufrasia intuye esas voces en el corazón de Dios, y busca un camino y lo encuentra en la vida religiosa, espacio fecundo para redimir ciertas formas de esclavitud. Su opción es por la mujer y los pobres, porque sin duda ha captado que la pobreza es mayoritariamente femenina, y que, entre los grandes grupos marginados, clama por su liberación el mundo de la mujer.

Podríamos sospechar que estos análisis responden a una interpretación de la perspectiva eufrasiana, y que ella no tuvo conciencia de estos fenómenos sociales como la lucha contra la pobreza y la revolución femenina. Ella nunca dejó algo escrito sobre estos temas y tampoco conocemos algo transmitido a sus íntimos. Pero Eufrasia era una visionaria, una mujer de futuro, y nos lanzó al siglo XXI para recoger lo que el Espíritu le soplaba.

Rosa Virginia, fue contemporánea de grandes mujeres que se distinguieron en la lucha por conquistar los derechos del sexo femenino, muchas veces asociados al de los obreros: Olimpia de Gonges, Madame Boland y Charlotte Corday habían muerto en la guillotina por ejercer su derecho a discernir, expresar públicamente sus opiniones y participar en política.

 Charlotte Corday  Olimpia de Gonges  Flora Tristán

              Charlotte Corday                         Olimpia de Gonges                                Flora Tristán

Madame Staël, una mujer que, con su salón, su pluma, su espíritu y su inteligencia se adelantó a los tiempos; precursora del feminismo e intelectual, madame de Staël expresó sus ideas más allá de las censuras patriarcales, enfrentándose incluso con Napoleón. A Aurora Dupin (Seudónimo: George Sand, fue una destacada escritora, periodista y revolucionaria francesa​). Flora Tristán (Creó la “Unión Obrera” fue el primer intento por unir a los trabajadores en un frente único). Esta última escribía “Los límites de nuestro amor no debe ser nuestro jardín, los muros que ciñen nuestra ciudad, las montañas o los mares que limita nuestros países. Desde ahora, nuestra patria debe ser el universo”.

Eufrasia diría: “Soy de todos los lugares dónde hay almas que salvar” … “no se diga de mí que soy francesa o italiana…” o “un pequeño rincón de la tierra no basta al celo de una hermana del Buen Pastor, éste debe abrazar el mundo entero”

Este grupo de libertarias, defendía el derecho a la igualdad, la libertad, la fraternidad y la solidaridad.

María Eufrasia frente a una Iglesia profundamente jerárquica y machista, tuvo que defender su proyecto del Generalato. Los conventos femeninos dependían en aquel entonces, (Siglo XIX), de los obispos en cuanto a su gobierno y decisiones y cuando ella solicitó a Roma que los conventos del Buen Pastor dependieran de una Casa Central, bajo el gobierno de una Superiora General, vale decir de una mujer, tuvo muchos enemigos miembros de la Iglesia, particularmente obispos que se oponían al proyecto.

Si de liderazgo se trata, el de Eufrasia Pelletier en la Congregación del Buen Pastor, fue un servicio en justicia a las personas, fecundo en ternura, disponibilidad y dignificación de la mujer, amén de su eficiencia. Lucha por los derechos femeninos, ya no dentro de un ángulo político, o artístico… sino religioso, y profundamente humano.

Monseñor Nogret había dicho a las Hermanas de Dole: “¡Qué mujer vuestra Superiora! Es una cabeza para gobernar la Iglesia entera” … añadamos gobierno de amor, centrado en la persona.

 

Por. Centro de Espiritualidad

Mensaje de Animadora Provincial por el día de Santa María Eufrasia

Hermanas y partners en la misión:

Compartimos el siguiente mensaje de Hna. Sandra Suárez Cordero, Animadora Provincial, desde Bolivia saludando a toda la Provincia en el día de nuestra Santa Fundadora Santa María Eufrasia Pelletier.

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Cosechar lo que la misma tierra nos da

Puente Alto/Chile

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Hace más de un año, en la comunidad de formación hemos ido cambiando nuestros hábitos de consumo y el cuidado de la tierra.  Para ello, comenzamos tímidamente con el reciclaje lo cual, al inicio fue una tarea diaria sin embargo ya esta incorporado, luego pensamos en una compostera, esta la hicimos de materiales que encontramos en la misma casa y compramos unas lombrices, pero con el tiempo nos quedo chica la compostera y pedimos ayuda y construimos un cajón todo rustico de un metro cuadrado y comenzamos a dejar allí todos los restos orgánicos de la casa, cáscaras de frutas y verduras, servilletas de papel, el té remojado, cáscaras de huevo y todo lo que se pueda poner allí.

Bueno han pasado varios meses, las lombrices se han ido reproduciendo y el humus ya se podía percibir en el cajón. Dejamos pasar el tiempo por diversas cosas y en esta cuarentena nos decidimos a cosechar nuestro humus, el cual es rico en minerales y nutrientes que enriquecen el suelo, ayuda a las flores a crece, mejora el suelo, etc.

La reflexión que hemos es que la naturaleza es muy sabia, es capaz de transformar aquello que proviene de la tierra en un alimento para la tierra. En este tiempo de pandemia y cuarentena que importante es volver a lo importante, a aquello que nos puede transformar.

Nuestra vocación es ser transformados/as por el Espíritu Santo para dar vida a los demás, ser humus en la vida de aquellos/as que en este tiempo viven con desesperanza y desilusión; para los que viven con miedo e incertidumbre.

a lo esencial, a lo que nos da vida y nos anima a vivir en esperanza.

 

Por. Hna. Carolina Madariaga Marmolejo